Fede mi amigo nómada y los satánicos radicales

No ha sido fácil cargar el peso de la guitarra en Mojiganga. Los Elusivos Guitarristas de Mojiganga Parte I.

Federico Lozano apareció en uno de esos parches que hacíamos los fines de semana. Después de ensayar nos íbamos a tomar pola al parque de Malibú o a una licorera por ahí cerquita a Belén Rosales. A veces llevábamos guitarras o cassettes para que el dueño de la tienda nos pusiera unos temas a regañadientes.

Me imagino que por eso Fede se pegó al parche esa noche, el man era obsesionado con la música, acababa de llegar de Bogotá y andaba por ahí repartiendo demos de su solo-project “Hachis”. Se parchó con nosotros y al final de la noche me preguntó que si se podía quedar a dormir en mi casa. La verdad el man era tan carismático y se veía tan inofensivo que no le vi problema.

Una noche se alargó a una semana y mis papás empezaron a preguntar que cuál era el cuento con ese muchacho “tan raro” que por qué no se iba.

Fede era/es un músico increíble y a veces nos quedábamos hasta tarde, tocando guitarra, escuchando música o cagados de la risa viendo las estupideces que daban en MTV. Pero aunque la amistad era buena tocaba decirle al parcero que no había cama pa´ tanta gente y que tenía que buscar rancho… No se pa´ dónde cogió esa vez, la verdad nunca tuvo una casa fija que me acuerde.

Fede era uno de esos amigos nómadas que siempre están por ahí, invisibles y presentes. Desaparecía un par de semanas y luego llegaba a ensayar con un montón de anécdotas increíbles.

   

¡Ah si, verdad! lo invitamos a tocar en Moji. Una vez Miguel, Fede y yo jodiendo en la casa sacamos “Fanáticos”. Fede nos mostró una idea que tenía en el bajo y en cuestión de minutos armamos la canción. No había letra pero sabíamos que el coro iba a decir: “Todos los Fanáticos son unos Hijueputas” inspirada en esas letras explicitas y vulgares del punk Medallo, pero al mismo tiempo ridiculizando como el ser tan radical podía terminar convirtiéndote en un estúpido.

Lo más irónico de todo es que, aunque nunca un fanático, Fede parecía una Mojiganga andante, la pinta más rara en este pueblo de blujeans y camisetas blancas. Pa empezar solo se vestía de amarillo, tenía una cresta de cuadritos blancos y negros, una barba peluda y bigote espeso, cadenitas, pulseras, collares, zapatos rotos, todo un caramelo escaso. Y seguro eso fue lo que pensaron el par de Hijueputas que lo apuñalaron, como en esa época no había hipsters asociaron el raro atuendo con el de un endemoniado radical. Una noche después de estar tomando pola en el parche, se fue a pie para la casa de su papá y en el camino aparecieron un par de tipos en moto, lo patearon y chuzaron un par de veces hasta casi matarlo. Fede andaba sin plata y les gritaba que qué querían y los HPs le repetían que nada, que lo hacían porque odiaban a los “Satánicos”.

Otra más de las miles de anécdotas absurdas del Valle de Aburrá donde un par de fanáticos moralistas siniestran a un fanático de la música porque lo confunden con un satánico radical. Señalado por andar las calles de Medellín en fachas «raras» cuando en realidad los verdaderos satánicos son los que andan por ahí en moto apuñaleando gente.

Fede terminó recuperándose y estuvo tocando con Mojiganga por un par de años, a él se le atribuyen riffs de muchas canciones del álbum “Señalados” y también él es quien canta la icónica parte de Ragga en “Negros” (Solo una raza pawm pawm… )

Fue una época bacana donde parchamos y aprendimos mucho juntos, finalmente el abandonó Moji y tocó literalmente con cientos de músicos y otras bandas de la ciudad.

Lo último que supe de Fede era que vivía una vida calmada, todavía haciendo música, viviendo en una vereda en Santa Elena, casi nadie sabe de él…

De esos amigos nómadas que están siempre están por ahí, presentes e invisibles al mismo tiempo.

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